lunes, 30 de noviembre de 2009

Aquella ciudad era demasiado grande.


Nunca en toda mi vida habia hablado con el en mi idioma, pero ......era justo,no?
Al salir del metro vi al señor de la bufanda roja. Se que lo conocia de algo, tal vez trabaje de cocinero con él.
Habia mucha gente, como si fueran de toda la vida, pero ese no era el fondo habitual.
Aunque tenia frio.

Me volví a contagiar de la felicidad que desprendia la chica saltarina.
Rememoré el buche y la colita.
Sentí que he normalizado el verme con el del otro lado de la pared.
Volví a oir sus frases unicas, sentenciadoras.

Recuerdo que volvi a ver a la chica de la rebeca gris ¿o era la xiqueta del vestit blau?
No lo se, porque tambien podria ser la niña de las botas bonitas.
Tenia un poco de cada una.
Se que compartimos una cerveza o dos y que baile con ella en aquel sitio.

Me parecio estar en aquella terraza en la que tres horas pasaban en 20 minutos, o en la casa del acantilado. Una casa blanca no muy grande, con el techo abuardillado y un mural en la pared exterior.

Me hizo gracia descubrir que nunca me habia visto a mi mismo.
Quiero tirarme rodando por la ladera como aquellos niños de apenas tres años.


La ciudad era grande, pero se nos hizo corta.

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