19 MAGGIO 2009

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Mi ateismo fue puesto en duda antes siquiera de empezar, en aquella sucia pero añorada estación de autobús. Entonces supe que no seria un viaje normal.
Entrar en Palermo pensando que entras en la Habana y cruzar calles tapándome los ojos al grito de “esto se cruza a ojo cerrado” o acostumbrarme a un caos que no puedo olvidar y que quiero volver a sentir. Un caos que se rige por el respeto.
El respeto de una gente que te guía por toda una ciudad o que te encuentra una casa solo por comprarle un helado.
Para desayunar, café y para comer, kilómetros.
Cualquier bar era bueno, no importaba.
Aquellas playas que algún día serán mi casa solo son comparables a aquel cielo que algún día será mi techo.
El cielo de la reserva dello zingaro.
El cielo nocturno de la reserva dello zingaro.
La reserva dello zingaro….que nombre mas apropiado.
4 globos 600 euros, que te sude la polla el gran evento nacional no tiene precio. O si?Bueno, quizas el haberme quedado enganchado a una isla, a una forma de ser.
Al fin y al cabo aquel zorro solo quería comer algo.
Quiero volver a adelantar por el arcén o gritar a todas horas, quiero comprar albaricoques en una tienducha de mierda y lavarme los dientes en un bar de pueblo o pasar las ultimas horas limpiando con calimocho lo que por unos dias fue mi casa. Quiero volver a ser parte de la trinacria.
¡ Mira máma la carretera parece una contesa!
No fue solo un viaje, tal vez solo fue una excusa perfecta para hacer un viaje perfecto con la gente perfecta.